Es que si, hay personas que son muy de malas
"Llegamos a San Juan, listos para cruzar el Guáitara
rumbo a Males. Ya nos habían advertido que había dos puentes: uno, el conocido, que lleva a Puerres y desde ahí a Males, pero con un camino más largo;
y otro, que lleva directo a Males. Desde la ventana del carro, le preguntamos a
una pareja sentada en un andén: ‘¿Por dónde se va a Males?’. Nos respondieron
con un sencillo ‘por ahí’. Yo entendí que íbamos bien, pero la duda nos rondaba. Mi esposa insistía en preguntar a cada persona que veíamos, pero yo
quería a alguien que de verdad pareciera conocer el camino.
Entonces, apareció un señor campesino, canoso, con una cara
que gritaba ‘conozco esto como la palma de mi mano’. Acerqué el carro, y mi
esposa, muy educada, le preguntó: ‘Señor, buenos días, ¿por dónde vamos a
Males?’. El señor la miró fijamente, y con sonidos guturales y señas nos hizo entender rápidamente
que era sordo y mudo.
Mientras seguimos desconfiados rumbo al río ¡Es que si, hay personas que son muy de malas!, nos dijimos, muertos de risa, pensando en nosotros mismos al recordar la anécdota detrás de esa frase. Más adelantico, un joven nos dijo que íbamos bien, que siguiéramos y en el primer cruce giráramos a la derecha. Al ver una buseta con pasajeros, confirmé: ‘Este es el camino; ese carro seguro viene de Males’.
Paisaje rural de Males |
Llegamos al primer cruce, pero no me parecía que por ahí
fuera, porque aunque la carretera ya estaba en pésimas condiciones, la que se
veía era aún peor. Así, llegamos al puente... pero resultó ser el que lleva a
Puerres que yo conocía, no a Males.
Ya entrados en gastos, esperé a que un motociclista con pasajero, que venía de Puerres, me dijera por dónde era la carretera correcta. Me indicó que debía devolverme y en el primer cruce tomar a la izquierda. Al regresar, el motociclista nos esperaba amablemente y nos confirmó: ‘Siga por ahí’. Entonces, metí el carro por la trocha.
El precioso río Guáitara |
Pasamos admirando el Guáitara y comenzamos a subir hacia
Males. Después de una media hora, llegamos al centro poblado del corregimiento de Santander, donde solo había dos caminos: a la derecha y a la izquierda.
Nuevamente, la duda nos asaltó, así que decidimos preguntar a la primera
persona que apareciera. Vimos a una señora mayor caminando, frené, y mi esposa,
muy amable, le preguntó cuál camino tomar. La viejita se acercó a la ventana
del carro y comenzó a pronunciar palabras ininteligibles... ¡también era muda!
Le dijimos adiós con las manos y arrancamos otra vez. Nos miramos y en coro
dijimos: ‘Es que si, hay personas que son muy de malas’.
Durante el ascenso disfrutamos el paisaje de el otro lado del Guáitara donde emergen las cabeceras municipales de El Contadero y Gualmatán.
Arriba, Gualmatán; abajo, El Contadero |
Seguimos avanzando, y al llegar a la bifurcación, confiando en mi intuición de chofer, seguro de mi mismo tomé a la derecha, pero nuevamente la duda me llevó a preguntar a una señora:
‘¡Señoraaaaa! ¿Por aquí se va a Males?’. ‘¡Nooooo!’, dijo ella, señalando el
camino de la izquierda.
Dimos la vuelta, y efectivamente, era por la izquierda. Al rato vimos el letrero: ‘Bienvenidos a Córdoba’, o sea, a Males.
No parábamos de reír y repetirnos: ‘¡Es que si, hay personas
que son muy de malas!’."
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