LA VOZ DEL SILENCIO. Alejandra Guerrero Palacios

Escrito por Alejandra Guerrero Palacios.Estudiante del VI Semestre de Comunicación Social. Universidad Mariana. Pasto.

Con 800 pesos en mano se puede llegar a cualquier lado, y eso es lo que sucedió ese día, saqué la mano a la ruta trece, subí al autobús, lleno de aire campesino, gallinas encostaladas, ruanas y sombreros; si sabía a dónde ir, pero no con que me iba a encontrar.

Cuando pisé tierra en el parque central del corregimiento de Genoy (Jenoy), lo primero que vi fue la imagen del Corazón de Jesús, justo al frente a una casa de dos colores verde y azul, que a su entrada cuenta con un andén ancho con columnas de madera gruesa que soportan el techo de teja y el bareque de estilo colonial, se entremezcla con el moderno cemento.

Al golpear tres veces se abrió la puerta y ahí estaba Don Teudulfo Yaqueno, un hombre de 65 años, que maneja mucha versatilidad para hablar y la conjuga al mismo tiempo con el humor, algo que es una virtud, pues lo hace sentir vivo con su propia vida.

La casa se encontraba en desorden, pero eso no importó, porque las razones eran de peso para Don Teudulfo: se aproximaban las fiestas de San Pedrito y la casita debía estar reluciente para celebrarle al patrono.

Teudulfo Yaqueno es oriundo de Genoy, desde su infancia sabe lo que es el trabajo duro, la vida del campo siempre es exigente, solo sabe madrugar para sembrar y cosechar y luego a dormir como gallinas, tempranito, hasta el otro día. Precisamente esto hace que se sienta como un hombre que ha sabido vivir, porque vivir no es dormir sino estar despierto para saber vivir, es algo confuso lo que dice, pero en el fondo es filosofía.

El campo ha sido su mayor orgullo y el motivo de inspiración para componer canciones; él prefiere cantarle a la actualidad, a este presente, porque la música permite darle voz al silencio. Eso es lo que ha hecho con su grupo los Alegres de Genoy que nacieron desde 1985, año en el cual inició el festival de música campesina.

Pero como todo buen grupo de música campesina sufre por la platita, se tiene el potencial pero no el soporte económico y no faltaron las personas que valoraron el arte, y aquí aparece la imagen de Don Jaime Rodríguez un viejo concejal que se los llevo hasta Quito a grabar sus canciones, no por darse el lujo del paseo, sino porque en aquel entonces que la tecnología estaba tan alejada entre nosotros, el pueblo hermano la poseía y por otro lado el Ministerio de Cultura ni siquiera era un proyecto o mejor dicho, ni se sabía para que servía ni si se lo necesitaba. Como dice Don Teudulfo, el paseo le salió caro al hombre.

Vivir en Genoy es sentirse el hombre más rico del mundo, la ciudad para él es bonita, no quiere desprestigiarla, pero cada quien vive donde se sienta mejor. De ahí su tema Volcán Sagrado, porque el no es ningún asesino, es el amigo que da la vida porque desde el se desprenden los arroyos que dan agua a Genoy.

Teudulfo afirma que el presidente dice y dice que dejen sus tierras, pero eso no es tan fácil, no es solo tierra lo que se deja, es tradición, es identidad; en su casa han vivido generación tras generación, es una herencia que viene de sus tatarabuelos y pasó a manos de Teudulfo por medio de su padre, quien le inculcó el respeto al volcán Galeras. Cuando era niño y su padre siempre lo llevaba al volcán a coger paja, le recomendaba que no hiciese mucho ruido, que se mantenga en silencio por que se podría despertar la furia del volcán.

EL volcán es considerado un sitio sagrado y Teudulfo decidió comprobar si era verdad, pues suponía que era mentira lo que recomendaba su padre, entonces, junto con su hermana, se pusieron a gritar, en ese instante comenzó a nublarse, el aire se torno espeso y comenzó a caer granizo morado. Nunca pensó Teudulfo que existiese el granizo morado, además fue una rareza, el día no se tornaba para la lluvia, pero solo bastó que hiciesen caso omiso a los mandatos de su padre y el sagrado volcán se enojó.

Así que el volcán no es malo ni mucho menos un enemigo; el hombre se gana enemigos y la naturaleza ataca cuando nosotros mismos la atacamos. Así que ningún albergue nos moverá de aquí, ni la fuerza pública, preferimos morir en nuestro Genoy que andar mendigando en la ciudad.

En Genoy conoció a la vieja, aquella mujer tetona grandota y fea, que se aparecía en la fuente de agua situada en el parque central. Teudulfo, con su arriesgado pensamiento juvenil, pensó que la podría esquivar, porque la obligación era más importante, era la hora de trabajo y su padre lo estaba esperando. Decidió irse por otro camino, pero de repente vio que su sombra era más grande y que no era la suya, claro, que la vieja lo estaba siguiendo. Aquel día fue una batalla entre el miedo y el coraje, pero el segundo ganó porque corrió tanto, que sintió que podía volar, era una competencia entre la vieja y Teudulfo, porque a que no corres y te agarro, pero él fue muy astuto, saltó una cerca y desapareció aquella criatura, que algún día fue un ángel y fue castigada por Dios a perecer en la tierra su propia soledad.

Esta es la creencia que tiene Don Teudulfo, todos esos seres son criaturas castigadas lo mismo que los duendes. Los duendes también existen en Genoy pero siendo más precisos existe la duenda, que vive en las quebradas y que un día enamoró a un amigo cercano, a tal punto que lo tenía viviendo en la quebrada, hasta que un día su familia lo fue a buscar y justo ahí, estaba desnudo y más llevado que el carajo de aquella duenda de belleza inexplicable, hermosa de la cabeza a los pies, aunque con una gran diferencia al resto de mujeres, más bella que todas ellas ,sin dedos en los pies y con el tamaño de una niña de tres años. Aquella criatura había enamorado o enduendado a su amigo, con serenatas nocturnas. Aquel romance acabó cuando le pusieron encima, la piel de una oveja virgen y negra. Afirma Teudulfo, que él cree, que a pesar de eso, su amigo aun no olvida a su duenda…

La mejor bebida para Teudulfo es el guarapo, hacer una fiesta en Genoy sale barato porque todos llevan sus litros de guarapo, pero eso sí, ninguno se compara al que hace su esposa, aunque se enorgullece que el secreto para prepararlo, se lo dio él.

El guarapo queda sabroso, dejándolo 2 semanas bajo tierra, ese secreto lo descubrió cuando su madre un día escondió el guarapo, porque en ese tiempo se decomisaban este tipo de bebidas por considerarlas malignas. Pero que cuentos de malignas, que se atreva alguien a decirle algo malo a don Teudulfo del guarapo y el dirá: el guarapo es sabroso, alegra y alborota el alma. Por eso no dudó en llevar 20 litros a la presentación de los Alegres de Genoy en el Mono Núñez y mucho menos en el festival de música campesina del cual han quedado ganadores.

Así que he aquí la explicación a su gran éxito musical Las costumbres de mi pueblo de la cual se extracta: “El que viene aquí a mi pueblo, a mi pueblo de Genoy se toma un guarapito y grita: de aquí no me voy”.

La sabiduría crece con el paso de los años, y no se necesita ser filósofo, la filosofía nace del hombre porque desde él nace la vida
Alejandra Guerrero Palacios

(Las fotos del Volcán Galeras son de Luis Carlos Martínez)

ESTE RELATO FUE PUBLICADO, CON POSTERIORIDAD, POR EL DIARIO DEL SUR , EL DIA 20 DE JULIO DE 2008, ENLA PAGINA 4B POR EL COMUNICADOR SOCIAL DARIO ESTRADA, A QUIEN AGRADECEMOS LA DEFERENCIA

http://www.diariodelsur.com.co/nuevo/seccion.php?codigo=200&seccion=3&fecha=2008-07-20