NARIÑO: LA SENDA ESTRECHA
ASPECTOS AMBIENTALES DE NARIÑO
El Plan de desarrollo de Nariño 2008 – 2011 da cuenta que en el departamento “Se registran serios problemas de deterioro del ambiente natural que se expresan en los crecientes e intensos procesos de deforestación y alta intervención en los ecosistemas estratégicos; progresiva disminución de la calidad y cantidad de recurso hídrico; inadecuado uso y manejo del suelo y del aprovechamiento de la fauna silvestre, terrestre y acuática; contaminación por residuos sólidos, líquidos y emisiones atmosféricas; bajo nivel de educación y formación ambiental; ineficiente gestión territorial”[1].
Continúa el Plan de desarrollo sosteniendo que, esto es propiciado por varias causas, entre las que pueden mencionarse[2]:
· Excesiva utilización de agroquímicos, en la actividad agrícola del departamento.
· Inadecuado manejo de residuos sólidos que son arrojados a las cuencas de los ríos: Güáitara, Mayo, Patía, Güiza, Telembí, Iscuandé, Mira, La Tola, Juanambú, Blanco, Pasto, Sapuyes, Tapaje y Sanquianga, calculadas anualmente en 856,81 toneladas de residuos sólidos.
· En el departamento, según el Censo Dane 2005, se recogen los residuos del 50% de las viviendas; el 6% las entierra; el 11% las quema; el 24% las arroja al patio y el 7% al río.
· Una mirada a las subregiones: en el servicio de aseo, se observa que sólo la región sur alcanza una cobertura superior al 52% en lo urbano, y la más alta en el sector rural la tiene la subregión centro – occidente con el 21.8%. Del total de residuos sólidos, solamente el 43% tendría un adecuado manejo en el departamento. En el sector rural ninguna de las subregiones alcanza una cobertura del 20% en alcantarillado y saneamiento básico, siendo la subregión Pacifica la de menor cobertura con un 5.3%, en el sector rural, mientras en la zona urbana es del 23.1%.
· Existen en el departamento crecientes e intensos procesos de deforestación y alta intervención en los ecosistemas estratégicos; se talan entre 8.000 y 10.000 hectáreas/año, mientras la reforestación es de apenas el 5%; la producción maderera en bruto es de 450.000 metros cúbicos/año de los cuales el 80% se extrae de la Costa Pacífica; el área deforestada corresponde a más del 70% del territorio departamental.
· Esta problemática se ha agravado en los últimos años por las extensiones dedicadas a cultivos de uso ilícito y a la fumigación de las mismas, con elementos como el glifosato.
· El manejo irracional de los recursos ocasiona una preocupante disminución de la oferta hídrica en el departamento y se agudiza en municipios como Pasto, Taminango y Güaitarilla, aunque para la mayoría de municipios ya se comienzan a percibir estos impactos.
· El acceso al agua para el consumo humano y la calidad de la misma, presentan serias deficiencias, sobre todo en el sector rural del departamento, siendo el caso más preocupante el de la zona Pacífica que alcanza apenas una cobertura del 46.7% en el sector urbano y del 9.8 % en el área rural.
· En cuanto a la calidad de agua, se tiene que de los 1.312 acueductos, tan sólo 387 o sea el 29.5% tienen tratamiento frente al 70.5% que no tiene, siendo más crítica la situación en la parte rural, por cuanto de 1.225, sólo 317 tienen tratamiento.
“Nariño, sostiene el Plan de desarrollo, posee una tectónica compleja que se manifiesta en su impresionante relieve topográfico y su actual actividad sísmica y volcánica, los efectos climáticos y la ocupación del territorio, hacen que el departamento se encuentre expuesto a diferentes amenazas como los sismos, erupciones volcánicas, deslizamientos, tsunamis, inundaciones, entre otros. Las condiciones de vulnerabilidad física, social, económica de la población y de líneas vitales, incrementan la situación de riesgo, que se pueden convertir en desastre.
El 100% del departamento se encuentra en zona de amenaza sísmica alta, destacándose el área de subducción del Pacífico Nariñense que puede, como ocurrió en 1906 y 1979, generar maremotos o tsunamis de devastadoras consecuencias.
En Colombia, 15 volcanes se reconocen como activos y potencialmente peligrosos, 6 volcanes, es decir el 40% se encuentran en Nariño: Chiles, Cerro Negro, Cumbal, Azufral, Doña Juana y Galeras. Varios de ellos no han tenido actividad en épocas históricas (500 años) y el Azufral está dentro de los más explosivos del país”[3].
Como se ve, el respeto al medio ambiente y el cuidado a la naturaleza son graves problemas que aquejan al departamento, sin visos contundentes de solución, más bien con tendencia a un mayor deterioro. La conducta de la gente, soportada en una falsa creencia de que lo que está fuera de ella, es público y que de lo público se encargue el gobierno, no permite adelantar acciones sostenibles con respecto al medio ambiente. Esto tiene incalculables consecuencias para un departamento cuya economía está asentada en la producción agrícola y cuyo principal activo es o debería ser, un medio ambiente natural.
[1] Ibid. p.94
[2] Ibid. p.94 - 95
[3] Ibid. p.96>
El Plan de desarrollo de Nariño 2008 – 2011 da cuenta que en el departamento “Se registran serios problemas de deterioro del ambiente natural que se expresan en los crecientes e intensos procesos de deforestación y alta intervención en los ecosistemas estratégicos; progresiva disminución de la calidad y cantidad de recurso hídrico; inadecuado uso y manejo del suelo y del aprovechamiento de la fauna silvestre, terrestre y acuática; contaminación por residuos sólidos, líquidos y emisiones atmosféricas; bajo nivel de educación y formación ambiental; ineficiente gestión territorial”[1].
Continúa el Plan de desarrollo sosteniendo que, esto es propiciado por varias causas, entre las que pueden mencionarse[2]:
· Excesiva utilización de agroquímicos, en la actividad agrícola del departamento.
· Inadecuado manejo de residuos sólidos que son arrojados a las cuencas de los ríos: Güáitara, Mayo, Patía, Güiza, Telembí, Iscuandé, Mira, La Tola, Juanambú, Blanco, Pasto, Sapuyes, Tapaje y Sanquianga, calculadas anualmente en 856,81 toneladas de residuos sólidos.
· En el departamento, según el Censo Dane 2005, se recogen los residuos del 50% de las viviendas; el 6% las entierra; el 11% las quema; el 24% las arroja al patio y el 7% al río.
· Una mirada a las subregiones: en el servicio de aseo, se observa que sólo la región sur alcanza una cobertura superior al 52% en lo urbano, y la más alta en el sector rural la tiene la subregión centro – occidente con el 21.8%. Del total de residuos sólidos, solamente el 43% tendría un adecuado manejo en el departamento. En el sector rural ninguna de las subregiones alcanza una cobertura del 20% en alcantarillado y saneamiento básico, siendo la subregión Pacifica la de menor cobertura con un 5.3%, en el sector rural, mientras en la zona urbana es del 23.1%.
· Existen en el departamento crecientes e intensos procesos de deforestación y alta intervención en los ecosistemas estratégicos; se talan entre 8.000 y 10.000 hectáreas/año, mientras la reforestación es de apenas el 5%; la producción maderera en bruto es de 450.000 metros cúbicos/año de los cuales el 80% se extrae de la Costa Pacífica; el área deforestada corresponde a más del 70% del territorio departamental.
· Esta problemática se ha agravado en los últimos años por las extensiones dedicadas a cultivos de uso ilícito y a la fumigación de las mismas, con elementos como el glifosato.
· El manejo irracional de los recursos ocasiona una preocupante disminución de la oferta hídrica en el departamento y se agudiza en municipios como Pasto, Taminango y Güaitarilla, aunque para la mayoría de municipios ya se comienzan a percibir estos impactos.
· El acceso al agua para el consumo humano y la calidad de la misma, presentan serias deficiencias, sobre todo en el sector rural del departamento, siendo el caso más preocupante el de la zona Pacífica que alcanza apenas una cobertura del 46.7% en el sector urbano y del 9.8 % en el área rural.
· En cuanto a la calidad de agua, se tiene que de los 1.312 acueductos, tan sólo 387 o sea el 29.5% tienen tratamiento frente al 70.5% que no tiene, siendo más crítica la situación en la parte rural, por cuanto de 1.225, sólo 317 tienen tratamiento.
“Nariño, sostiene el Plan de desarrollo, posee una tectónica compleja que se manifiesta en su impresionante relieve topográfico y su actual actividad sísmica y volcánica, los efectos climáticos y la ocupación del territorio, hacen que el departamento se encuentre expuesto a diferentes amenazas como los sismos, erupciones volcánicas, deslizamientos, tsunamis, inundaciones, entre otros. Las condiciones de vulnerabilidad física, social, económica de la población y de líneas vitales, incrementan la situación de riesgo, que se pueden convertir en desastre.
El 100% del departamento se encuentra en zona de amenaza sísmica alta, destacándose el área de subducción del Pacífico Nariñense que puede, como ocurrió en 1906 y 1979, generar maremotos o tsunamis de devastadoras consecuencias.
En Colombia, 15 volcanes se reconocen como activos y potencialmente peligrosos, 6 volcanes, es decir el 40% se encuentran en Nariño: Chiles, Cerro Negro, Cumbal, Azufral, Doña Juana y Galeras. Varios de ellos no han tenido actividad en épocas históricas (500 años) y el Azufral está dentro de los más explosivos del país”[3].
Como se ve, el respeto al medio ambiente y el cuidado a la naturaleza son graves problemas que aquejan al departamento, sin visos contundentes de solución, más bien con tendencia a un mayor deterioro. La conducta de la gente, soportada en una falsa creencia de que lo que está fuera de ella, es público y que de lo público se encargue el gobierno, no permite adelantar acciones sostenibles con respecto al medio ambiente. Esto tiene incalculables consecuencias para un departamento cuya economía está asentada en la producción agrícola y cuyo principal activo es o debería ser, un medio ambiente natural.
[1] Ibid. p.94
[2] Ibid. p.94 - 95
[3] Ibid. p.96>
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