PEJENDINO DE LOS REYES
Según el Arquitecto Jaime Alberto Fonseca este pequeño templo pertenece al grupo de nivel uno, es decir templos que datan de la colonia ya sea en su construcción o en la presencia de población; entre estos templos ubicados en los corregimientos, se encuentran: Pejendino de los Reyes, Jongovito, La laguna y Puerres.
Templo de Pejendino de los Reyes
El templo de Pejendino de los Reyes, ubicado en el corregimiento de Buesaquillo, es considerado como uno de los más antiguos del departamento de Nariño. Tan antiguo como la Hacienda Bomboná, en Consacá, donde se alojaron Bolívar y Nariño en las guerras de independencia. Es un templo colonial.
Tiene campanario completo y humilladero y un portalón tallado en piedra. Es de particular belleza externa.
Pejendino de los Reyes, era el templo importante que congregaba también a la comunidad de San Fernando. La Laguna iba desde Pejendino de los Reyes hacia arriba. Ahora la vieja capilla doctrinera, pertenece al corregimiento de Buesaquillo.
Al templo se le han hecho implantes que no son propios del mismo: el cielo raso, la pintura con que han intentado ornamentar, el altar retocado con elementos que no le pertenecen como pintura y flores, son ajenas al original. El templo todavía tiene un cielo raso puesto con posterioridad, no se sabe con qué fin, pero que no va con el estilo original, que mostraba el techo a la vista; en estos templos, el techo en sí mismo, aunque fuera ordinario, era una obra de arte. El retablo (altar) fue mal engalanado con pintura y flores. Lo original es el retablo, en madera, sin pintura, ni flores, por lo cual se considera como una fatalidad que se la haya pintado con vinilo.
Tiene campanario completo y humilladero y un portalón tallado en piedra. Es de particular belleza externa.
Pejendino de los Reyes, era el templo importante que congregaba también a la comunidad de San Fernando. La Laguna iba desde Pejendino de los Reyes hacia arriba. Ahora la vieja capilla doctrinera, pertenece al corregimiento de Buesaquillo.
Al templo se le han hecho implantes que no son propios del mismo: el cielo raso, la pintura con que han intentado ornamentar, el altar retocado con elementos que no le pertenecen como pintura y flores, son ajenas al original. El templo todavía tiene un cielo raso puesto con posterioridad, no se sabe con qué fin, pero que no va con el estilo original, que mostraba el techo a la vista; en estos templos, el techo en sí mismo, aunque fuera ordinario, era una obra de arte. El retablo (altar) fue mal engalanado con pintura y flores. Lo original es el retablo, en madera, sin pintura, ni flores, por lo cual se considera como una fatalidad que se la haya pintado con vinilo.
Pejendino de los Reyes. Detalle del retablo.
Los espejos del retablo son propios de los indígenas. Se entiende su uso en un tiempo que no había corriente eléctrica y cualquier cosa que reflejara la luz solar, servía para mejorar la visión.
Como el templo de La Laguna, Pejendino de los Reyes, también fue restaurado parcialmente, por Gonzalo Díaz y el magister Cesar Ibarra; ellos recuperaron la pintura blanca externa que lo caracterizaba, posteriormente cambiada por amarilla, hasta que intervino el municipio y volvió a ser blanca. También adecuaron la casa aledaña, le pusieron ventanas, intentando conservar la arquitectura.
Posee un altar de estilo ecléctico, “tapizado” con laminillas de oro, espejos y adornos florales posee también pinturas murales. Su estilo, al igual que muchas casas campesinas, hace juego con el paisaje.
El templo en buen estado de conservación, no el mejor, testigo mudo de una época y de un sitio de habitación indígena, refleja a la sociedad que lo contuvo y despierta el interés turístico por su significado local, histórico y cultural.
Pejendino de los Reyes es un recurso cultural de naturaleza tangible con una singular importancia, no solo para el corregimiento sino para el Municipio de Pasto, debido a la conservación de su arquitectura antigua y su representación histórica.
Inquieta saber las razones que llevaron a construir el templo Pejendino de los Reyes, en un sitio tan solitario, en medio de un potrero y en cercanías del gran templo de Buesaquillo. Algunos estudiosos creen que pudo haber allí mismo un sitio religioso indígena. Solo hasta ahora se están poblando los alrededores de Pejendino.
Las fiestas de jubileo, siguen siendo el último domingo de agosto, coincidentes con las cosechas (solsticio de verano) y con las del Corpus Cristi que se celebraban en todos los templos doctrineros que rodeaban a Pasto.
Como el templo de La Laguna, Pejendino de los Reyes, también fue restaurado parcialmente, por Gonzalo Díaz y el magister Cesar Ibarra; ellos recuperaron la pintura blanca externa que lo caracterizaba, posteriormente cambiada por amarilla, hasta que intervino el municipio y volvió a ser blanca. También adecuaron la casa aledaña, le pusieron ventanas, intentando conservar la arquitectura.
Posee un altar de estilo ecléctico, “tapizado” con laminillas de oro, espejos y adornos florales posee también pinturas murales. Su estilo, al igual que muchas casas campesinas, hace juego con el paisaje.
El templo en buen estado de conservación, no el mejor, testigo mudo de una época y de un sitio de habitación indígena, refleja a la sociedad que lo contuvo y despierta el interés turístico por su significado local, histórico y cultural.
Pejendino de los Reyes es un recurso cultural de naturaleza tangible con una singular importancia, no solo para el corregimiento sino para el Municipio de Pasto, debido a la conservación de su arquitectura antigua y su representación histórica.
Inquieta saber las razones que llevaron a construir el templo Pejendino de los Reyes, en un sitio tan solitario, en medio de un potrero y en cercanías del gran templo de Buesaquillo. Algunos estudiosos creen que pudo haber allí mismo un sitio religioso indígena. Solo hasta ahora se están poblando los alrededores de Pejendino.
Las fiestas de jubileo, siguen siendo el último domingo de agosto, coincidentes con las cosechas (solsticio de verano) y con las del Corpus Cristi que se celebraban en todos los templos doctrineros que rodeaban a Pasto.
Portalón tallado en Piedra. Pejendino de los Reyes.
La fiesta propia es la de Nuestra Señora de los Reyes: una Virgen con un Niño y los Reyes Magos. A los Reyes Magos se los robaron y quedó la Virgen sola con el niño. Por eso la fiesta se celebra en la Epifanía.
Antes de llegar los párrocos, a Pejendino de los Reyes iba el cura una vez al año y en una semana celebraba todas las fiestas, igual en Cabrera. Solo desde 1987, estas dos comunidades tienen celebración eucarística semanal.
Fonseca, clasifica este templo en nivel uno y se refiere así él: “La construcción de la primera capilla según documentos de crédito, data de de finales del siglo XVI y la actual del siglo XVIII, años de 1780 a 1790. Pejendino Reyes cuenta con un monumento histórico de valor, el hermoso portalón en piedra con una cruz esculpida en piedra del año 1741, por cuanto según la tradición oral la piedra gigante en forma de triángulo y plan en su parte superior fue traída de la cabecera del Río Negro cerca del actual San Fernando. Las imágenes que están a la veneración de los habitantes de Pejendino Reyes, son antiquísimas, dos de ellas del arte quiteño”[1].
Antes de llegar los párrocos, a Pejendino de los Reyes iba el cura una vez al año y en una semana celebraba todas las fiestas, igual en Cabrera. Solo desde 1987, estas dos comunidades tienen celebración eucarística semanal.
Fonseca, clasifica este templo en nivel uno y se refiere así él: “La construcción de la primera capilla según documentos de crédito, data de de finales del siglo XVI y la actual del siglo XVIII, años de 1780 a 1790. Pejendino Reyes cuenta con un monumento histórico de valor, el hermoso portalón en piedra con una cruz esculpida en piedra del año 1741, por cuanto según la tradición oral la piedra gigante en forma de triángulo y plan en su parte superior fue traída de la cabecera del Río Negro cerca del actual San Fernando. Las imágenes que están a la veneración de los habitantes de Pejendino Reyes, son antiquísimas, dos de ellas del arte quiteño”[1].
[1] FONSECA, Jaime Alberto. Escenarios de fe. Peregrinación arquitectónica por el Valle de Atriz. Fondo Mixto de Cultura de Nariño. Pasto, 2006. p. 136
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