Agualongo es más a Nariño que a Pasto
A propósito de la opaca participación de la Alcaldía de Pasto en el homenaje al héroe pastuso me escribe desde Mocoa, Putumayo, Héctor Trejos, un dilecto amigo, diciendo que Agualongo es más a Nariño que a Pasto. Y tiene razón.
Antonio Navarro Wolf, exintegrante del M-19, ahora gobernador del departamento de Nariño, tomó como propia la causa de Agualongo al punto de declarar El Año de Agualongo e iniciarlo el 15 de julio de 2010 con una sesión extraordinaria y solemne de la Academia Nariñense de Historia, en el propio templo de San Juan Bautista, antigua catedral de Pasto, y una misa campal en la plaza mayor, concelebrada por el señor Obispo de la Diócesis de Pasto Monseñor Julio Enrique Prado y el clero diocesano.
A tal efecto, el acto simbólico de carácter histórico que más llamó la atención, fue el traslado del cofre de madera con los restos mortales del héroe pastuso, de la mano del gobernador y el alcalde, desde la iglesia de San Juan Bautista a la plaza mayor la cual se encontraba adornada con litografías y pinturas de los rostros de Agualongo entre las que destacaba una de ellas que lo muestra blandiendo su espada en actitud agresiva, ubicada a los pies de la estatua de Antonio Nariño a quien había derrotado como sargento de las milicias pastusas en 1812.
Para llevar a cabo este ceremonial los restos mortales del coronel Agustín Agualongo Cisneros tuvieron que ser exhumados de la cripta en que reposan desde que el M-19 los devolvió, para lo cual el señor Obispo de la Diócesis de Pasto expidió la correspondiente autorización mediante el Decreto 046 de 2010. A propósito de la devolución de los restos mortales del héroe, éstos luego de ser extraídos de la iglesia en Popayán en la cual reposaban por parte del entonces grupo guerrillero, fueron escondidos en el soberado de una casa campesina y cuando fueron por ellos para entregarlos a Pasto, el campesino les suplicó que no se los llevaran porque desde que estaban en su casa las cosechas siempre fueron buenas. Posteriormente al llegar a Pasto y presentarlos a los comunicadores, un extinto periodista que fuera compañero mío en el Instituto Champagnat de Pasto, se atrevió a preguntar ¿Y cómo sabemos si estos restos son los de Agualongo? Entonces, uno de nuestros queridos historiadores pidió que abran el cofre y al verlos dijo: si son. Y listo.
La asistencia al evento no fue multitudinaria como podría haberse pensado, pero si respetuosa. Como no es habitual exhumar los restos de alguien para rendirle homenaje también había gente sorprendida, pero igualmente respetuosa y lo demostraron con el silencio tanto en la iglesia, como en la plaza mayor. A muchos les llamó la atención esa muestra de afecto por un personaje a punto de olvido. Los más emocionados fueron unos niños estudiantes de la Institución Educativa Ciudadela de Paz los cuales con su profesora al frente posaron para las fotos que fotógrafos improvisados les tomaron al pie de la litografía del coronel Agualongo. Ellos son la esperanza para que las nuevas generaciones no olviden al coronel.
Causa extrañeza que la alcaldía de Pasto haya pasado de soslayo por estos importantes eventos de identidad pastusa, su participación se redujo al traslado de los restos de la iglesia a la plaza mayor y de unas notas de poca monta publicadas en la Web de la Alcaldía (www.pasto.gov.co) en una de las cuales se habla de Agualongo como un héroe realista y no como un héroe pastuso.
Una de las cosas más curiosas ocurrió durante la sesión extraordinaria de la Academia Nariñense de Historia. Como el cofre con los restos de Agualongo se ubicó en el presbiterio del templo de San Juan bautista y estaba adornado con flores y velas encendidas, a manera de un santo, dos paisanos de un municipio vecino, posiblemente de manera equivocada, se arrodillaron delante de él y durante varios minutos oraron con gran devoción, luego se santiguaron y se fueron. Quedó flotando en el aire la duda sobre si esta conducta fue producida por el recuerdo de Agualongo, tal como la del campesino que cuidó los restos del héroe, en el soberado de su casa.
Tiene razón Héctor Trejos cuando afirma que el coronel Agustín Agualongo Cisneros, es más a Nariño que a Pasto... aunque nos duela.
Comentarios
AGUALONGO digno representante de nuestra raza....
Es frecuente que los vencedores deformen la historia, después de doscientos años se debería restablecer la verdad, siempre quedan fuentes para hacerlo.