Llegaron los 60’s

1957, Barrio Fátima, Pasto.

Acudo a mi frágil memoria para narrar diez años (1960 – 1970) de bandas sonoras  en Pasto, que acompaña a muchas personas de mi generación: bolero, rock y salsa. 

Nací en 1950, por lo tanto la adolescencia me acompañó durante los años sesentas. Los años 50 pasaron en Pasto en medio de la tradición y tranquilidad propia de épocas pasadas, en las cuales el tiempo no era lo importante. Hasta ese entonces vivíamos inmersos en el mundo del bolero orquestado o de tríos, heredado de tiempos pasados; escuchábamos música colombiana y ecuatoriana: Julio Jaramillo, Olimpo Cárdenas, Alfredo Sadel, Carlos Julio Ramirez, Víctor Hugo Ayala, Lucho Ramirez, Daniel Santos, Lucho Gatica y tantos más;  se bailaba fox, pasodobles, porros y cumbias.

Los años sesentas, sin embargo, hicieron una inflexión en la curva del tiempo cultural y truncaron, de la mano de los jóvenes, la pasiva vida de los años 50 para sumergirse en un torbellino de emociones y cambios vertiginosos. Recuerdo una canción bellísima que todavía me suena en los oídos y que, por lo menos para mí, marcó el nacimiento de una nueva época. Venía en un disco de 78 revoluciones y decía “Blanca y radiante va la novia, le sigue atrás un novio amante, y que al unir sus corazones harán morir mis ilusiones”. Se llamaba “La novia”, era  interpretada por Antonio Prieto y proponía un ritmo diferente con instrumentos musicales novedosos como el órgano, la batería y la guitarra eléctrica, amén de toda la orquestación como correspondía a los boleristas de la década anterior. Era 1961: los sesentas habían llegado.

Estos cambios tuvieron que ver con varios fenómenos importados de Norteamérica e Inglaterra que chocaron de frente con la inercia que acompañaba la década: nuevas formas de vestir, nueva música, nuevos problemas políticos de carácter mundial, nueva visión sobre el sexo, nuevos inventos e innovaciones en reproductores, grabación de discos e instrumentos de música tales como la guitarra eléctrica y el amplificador de sonido, que ya habían sido inventados en Estados Unidos a principios de 1940. Sin embargo, la primera guitarra eléctrica y su correspondiente amplificador se fabricaron y vendieron por Leo Fender a principios de los años 50. La grabación de discos, inicialmente de 78 r.p.m. que soportaba solo dos temas pasó a la de 45 r.p.m. que soportaba cuatro temas con mayor nitidez.

Esto llevó a que, entre tantos cambios, se destaquen los de la música. Ya en la década del 50 habían aparecido en norteamérica dos grandes: Bob Dylan y Elvis Presley. El primero rompió los esquemas del folk gringo y el segundo dio vía libre al rock and roll, que en si mismo era una mezcla (fusión le dicen ahora) de varios ritmos, varios de los cuales en sí mismos, como el blues, ya tenían variadas  tendencias. Alguien lo dijo bien: el origen de la música de los 50´s hay que buscarlo en las décadas anteriores y el de los años 60’s, en la década anterior, puesto que en ella quienes brillarían con toda la pasión de la juventud todavía eran adolescentes.
La minifalda en Pasto.
El rock and rol llegaría así a Colombia con la fuerza arrolladora que tuvo en el mundo  occidental, aunque a Pasto tardaría un poco más, dada la incipiente señal de radio y TV. Pero al final todos terminamos metidos de alguna manera en esta nueva subcultura urbana.

En los sesentas, Los Beatles, fueron sin duda alguna los reyes del cambio: impusieron el rock and roll, el tipo de corte de cabello, los pantalones apretados, las grandes solapas en los sacos, las botas de media caña, y el baile. ¿Quién no quiso aprender a bailar rock and roll? Pasamos tardes enteras ensayando nuevos pasos y coreografías domésticas para lucirnos en los bailes de las tardes que, entre otras cosas, eran con gaseosa y galletas con mermelada. Vistos en perspectiva, os Beatles, eran un poco dulzones y algo angelicales.  El grupo se disolvió en abril de 1970.

Otro grupo, distinto, fue The Rolling Stones. Su música llegó para el gusto de quienes deseaban romper con la dulzura de los Beatles y no era raro que la juventud siguiera la música de los dos grandes grupos. Su gran tema, Satisfaction, éxito en los sesentas, todavía se oye.

Acompañaron también a estos dos grupos las bandas The Byrds y  The Who, ésta última, mucho más agresiva musicalmente que todas las demás, inició el estilo de quebrar las guitarras en sus conciertos.

Luego ya en los últimos años sesentas, la generación que venía creciendo inicia el movimiento hippie, se impone el pantalón con grandes campanas, las botas con grandes suelas y tacos, el pelo largo, los chalecos con orlas y grandes gafas. “Haz el amor, no la guerra” y la “No pises la hierba, fúmatela”, “Paz y amor hermano” eran frases corrientes que demostraban la angustia sobre dos guerras que consumieron vidas juveniles estadounidenses: la invasión a Corea primero y a Vietnam después. Además se hace evidente y descarado el consumo de alucinógenos entre los cuales se privilegió la marihuana y los hongos, estos últimos por su gran poder y por encontrarse silvestres en la naturaleza. (Un grupo colombiano que se haría famoso en los 70’s vivió algún tiempo en el corregimiento de Genoy en Pasto por la abundancia de setas). Las carátulas de los discos cambiaron, se volvieron más psicodélicas: calaveras, esqueletos llenos de rosas y formas extrañas, se apoderaron de la industria fonográfica.

Al lado de estos surgieron nuevos grupos: The Doors, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Pink Floyd, Carlos Santana, Joe Cocker y otros, los cuales terminaron de consolidar el rock como hoy lo conocemos. De grata recordación son los mexicanos: Enrique Guzmán, César Costa, los Johnny Jets y también el argentino Leo Dan, entre otros latinoamericanos.

Como no soy experto en historia musical ni en música, deben escaparse muchos grupos y hechos de esta década, igualmente es posible que mis datos no sean del todo exactos, por cuanto en Pasto nos enterábamos de estas cosas varios años después de que habían sucedido, y, la verdad, solo nos dejábamos invadir por el sonido de las guitarras eléctricas, la batería y los órganos de iglesia, sin importar mucho sus autores. Como último dato de esta revolución, llamada Nueva Ola, es necesario anotar que en el 62 apareció también el Twist, gran baile, lleno de energía que con el rock and roll implementaría la moda go go y ye ye: los varones podían ser go go o cocacolos si vestían con mocasines y medias blancas y ellas ye ye, si vestían con medias blancas a medio tobillo. Luego vendría la gran moda, la minifalda, para satisfacer el gusto de toda la juventud y molestar a los padres.

En Colombia, conocimos la música gringa a través de los grupos colombianos más representativos de la época, algunos de los cuales hacían versiones en español de los éxitos extranjeros y también componían canciones  con el ritmo de moda: The Speakers, The Flippers, Los Yetis. También los artistas del Club del Clan, programa radial de Todelar que inició en 1966: Harold, Oscar Golden, Vicky,  Ana y Jaime, y otros. En Pasto son de grata recordación dos bandas: The Betters y la Unidad seis.


El gran remate de esta vida loca fue Woosdtock en 1969, que marcó el inicio de los grandes conciertos a cielo abierto y también la aparición de bandas poderosas que se disputarán, en la década siguiente, el mercado de la industria fonográfica en auge al convertirse el rock en un negocio: Queen, Fleetwoodmac, Steve Wonder, Led Zeppelin, Sex Pistols, Iron Butterfly, Alce Cooper, Elton Jhon, David Bowie, Gary GlitterThe Eagles; continuaron vigentes, Pink Floyd, The Rolling Stones. 

Los sesentas se habían ido y con ellos una pregunta: 

¿Qué es lo que despertó esta fantástica generación?

Coletilla: al mismo tiempo que los sesentas y su rock se iban, llegó desde el Caribe la salsa brava para conquistar la pasión de los colombianos, de la cual Pasto no fue la excepción. Quién de esos tiempos no recuerda a Jhonny Pacheco, Tito Puente, Eddie Palmieri, el piano de Ricardo Ray y la voz de Boby Cruz, Cheo Feliciano, Ismael Rivera, Ismael Miranda, Pete (El Conde) Rodríguez, Celia Cruz, Héctor Lavoe, Rubén Blades, Larry Harlow, Willie Colón, Mongo Santamaría, Ray Barreto, Roberto Roena, y otros, casi todos miembros, en alguna oportunidad, de la Fania All Stars y algunos de la Sonora Matancera. También llegó a Pasto el pegajoso mambo de Dámaso Pérez Prado que aunque no tuvo muchos seguidores en el baile, si se escuchó con agrado por el poderoso sonido de las trompetas y bongos, y, el siempre recordado grito onomatopéyico: ¡Ahhhhhhh Ju! Dos décadas  maravillosas.

[Este corto escrito es solo un pre-texto, para que quienes tengan más conocimiento sobre los años sesentas aporten con nueva información y se enriquezca la vida de una época, linda y loca, que marcó la generación urbana nacida en el año 1950 y siguientes.]

Comentarios

Francisco Benavides Camacho ha dicho que…
Eh! Profesor: Toda ese artículo le salió en un solo "jalón"? Mis respetos. Me gusto mucho!
Anónimo ha dicho que…
Simplemente bueno.... muy bueno. Despues de leerlo quede inmersa y por algunos instantes volvi a aquellos anos maravillosos.
Anónimo ha dicho que…
las nostalgias que trae un dia lluvioso y frio, me llevaron a buscar imagenes pasadas de mi pasto y me encontre con su nota, despues de leerla casi se me va el alma en un suspiro. gracias
Anónimo ha dicho que…
las nostalgias que trae un dia lluvioso y frio, me llevaron a buscar imagenes pasadas de mi pasto y me encontre con su nota, despues de leerla casi se me va el alma en un suspiro. gracias

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