La hermenéutica en Gadamer y Vattimo
“Para los realistas.- ¡Hombres desengañados,
que os creéis invulnerables para la imaginación y las pasiones, que gustaríais
hacer de vuestra doctrina objeto de adorno y de orgullo: realistas os llamáis, dando a entender que el
mundo es realmente tal como se os aparece y que delante de vosotros solo la
verdad se quita sus velos y que quizás sois vosotros mismos la mejor parte de
esa verdad” NIETZSCHE, Friedrich. LA
GAYA CIENCIA. Medellín: Editorial Bedout, 1980. 206p. p.52
La hermenéutica en Gadamer y Vattimo
Por: Arturo Obando Ibarra
Las palabras que siguen son resultado de escribir la lectura de tres textos: “El pensar y el fundamento”, y “La vocación nihilista de la hermenéutica” de Gianni Vattimo, y “Hermenéutica clásica y hermenéutica filosófica” de Hans Georg Gadamer. Se intenta hacer una escritura lo más holística posible, sobre un tema novedoso y viejo a la vez: la hermenéutica, que ha sido paulatinamente despojada en el ámbito educativo de su valor filosófico, y convertida en un mero enfoque instrumental de la investigación cualitativa.
Por ser un arte interpretativo, en el mejor sentido creativo de la palabra, la hermenéutica enseña a no dar por supuesto nada de lo que el positivismo considera un hecho real, incluidos, los hechos, las prácticas, los instrumentos educativos; estos no existen en realidad, no pueden ser objetos de cuantificación ni de búsqueda de sus causas. Son, si, asuntos constituidos como significados, como redes de significados mejor, por los seres humanos en la cotidianidad educativa, frente a los cuales la hermenéutica busca comprender cómo se han constituido y reconstituido esos procesos sociales, cuál es su sentido, para dar cuenta de cómo es que se organiza el saber que se transmite en el sistema educativo.
Lo que se considera objetivo, desde el nihilismo de la hermenéutica, no es diferente a lo que el mismo ser humano ha definido como tal. Por eso toma interés la frase de Nietzsche en la Gaya ciencia, que encabeza este escrito, en el sentido que si la verdad objetiva se aparece frente a los seres humanos despojados de sus pasiones e imaginación, es porque ellos hacen parte de esa verdad. Para reforzar esta idea, vale la pena citar a Nietzsche in extenso:
“En última instancia, nadie puede ver en algo, incluidos los libros, más de lo que ya sabe” “(…) simplemente no se oye nada, y ello produce la ilusión de creer que donde no se oye nada es porque no hay nada que oír.” “Quien ha creído entender algo de mí, lo que en realidad le ha ocurrido es que ha rehecho algo mío a su imagen” (Ecce homo. Friedrich Nietzsche. Pag. 48. Libros Hidalgo. 2012. Bogotá, Colombia).
Interesa la queja de Vattimo acerca de que la hermenéutica y su vocación nihilista, han devenido en Koiné (pág 39. La vocación nihilista de la hermenéutica) y en consecuencia, rescata, para hoy, su significado filosófico; rescate intelectual de valiosa presencia cuando algo, de tanto uso, muchas veces meramente instrumental, se vuelve popular e inocuo. Y no lo hace en pelea con quienes le han aportado y difundido tales como Heidegger, Wittgenstein, Nietzsche, Gadamer, Dilthey y otros connotados pensadores de cuyos aportes a la teoría hermenéutica hace una apretada y profunda disquisición, pero haciendo notar que no ha habido en la historia de la hermenéutica una línea de pensamiento, ni siquiera unos enfoques que muestren una ilación en el tiempo en ese devenir, razón por lo cual se ha pagado un precio alto y que él pretende corregir: la dilución de su significado filosófico original (P.37 Vattimo. Más allá de la interpretación).
Los pensadores nombrados y no nombrados, han hecho sus aportes hermenéuticos sobre lo que han considerado importante, llámese teología, jurisprudencia, sociología, respecto a lo cual Vattimo sustenta que lo que se puede llamar hermenéutica es la filosofía desarrollada por el eje Heidegger- Gadamer. (p.39. Más allá de la interpretación), y aunque no menosprecia el pensamiento de los demás, con eso delimita su interés en los “(…) dos aspectos constitutivos de la hermenéutica: el de la ontología y el de la Sprachlichkeit, la lingüisticidad” (Vattimo. p.39. Más allá de la interpretación), reconociendo fundamentalmente, sin delimitaciones impositivas en Heidegger, el énfasis en la ontología, y en Gadamer, en el lenguaje.
La hermenéutica así, según Gadamer correspondería, entre otros sentidos, a “una destreza práctica” (Gadamer. p.95. Hermenéutica clásica y hermenéutica filosófica) acompañada en la tradición científica moderna del “… concepto moderno de método y de ciencia” ((Gadamer. p.95. Hermenéutica clásica y hermenéutica filosófica). No se puede olvidar que lo moderno de la ciencia es el hecho se ser producida por la investigación mediada por la aplicación de un método. Esto implica, según (Gadamer. p.95. Hermenéutica clásica y hermenéutica filosófica) que mediante la hermenéutica “No solo se posee el arte de la interpretación sino que se sabe justificar teóricamente el mismo”. Y a nuestro juicio, la hermenéutica es el alma de la denominada investigación cualitativa y el enfoque histórico hermenéutico que han ido quedándose solo en el manejo de herramientas de recolección de información, procesos de triangulación e interpretación de resultados sin mayor profundización ni aporte a la hermenéutica, más bien haciéndole perder valor.
La vocación nihilista se encuentra, en palabras de Vattimo, en admitir “que no hay hechos sino interpretaciones” (pág 38 La Vocación Nihilista…) lo que lleva en términos educativos a entender que no hay hecho educativo, externo al sujeto, objetivo, susceptible de cuantificarse puesto que, contrariamente a lo que se cree desde el positivismo, el comportamiento de las personas no funciona merced a leyes que se puedan descubrir para explicarlo, controlarlo y poder predecirlo.
Lo que sí se tiene en cuenta, es que lo que se llama realidad social es un significado o unas redes de significados aportados por la continua interpretación que hacen los seres humanos de sus propias acciones y conductas. Ahora bien, la hermenéutica moderna continua con la tradición clásica de buscar “(…) la correcta interpretación de aquellos textos que contienen lo decisivo, lo que es preciso recuperar” (Gadamer. p.97. Hermenéutica clásica y hermenéutica filosófica), es decir su objeto de estudio (si nos perdonan ese sesgo positivista) es el lenguaje, la lengua, para buscar en ella, aún en sus silencios “(…) una nueva comprensión, rompiendo o transformando una tradición establecida mediante el descubrimiento de sus orígenes olvidados” (Gadamer. p.98. Hermenéutica clásica y hermenéutica filosófica). Se aclara así la irrupción del “(…) lenguaje de la ciencia al lenguaje de la vida cotidiana” (Gadamer. p.112. Hermenéutica clásica y hermenéutica filosófica) y su separación del de la lógica para tomar su propio camino.
Quien escribe este texto no ha estudiado filosofía, pero trata de comprender el interés de Vattimo y Gadamer, de traer a colación en ésta época los difíciles temas filosóficos del ser y la fenomenología, considerados, según ellos, los más afectados con el facilismo hermenéutico en que se ha caído.
Heidegger, rememorado por Vattimo, en Las aventuras de la diferencia, aporta al fundamento hermenéutico al dedicar una extensa y profunda disquisición ontológica sobre el significado del ser como uno de los mejores ejemplos de lo que es realmente la hermenéutica al poner en el juego de la filosofía, la metafísica del ser. Vattimo cuestiona a Heidegger al preguntarse sobre el ser y el ente, y su propuesta de que, para entender el ser hay que separarlo del ente, quitando de paso el fundamento de lo que se filosofa (P. 109. Las aventuras de la diferencia). Vattimo se preocupa, como buen hermeneuta, por el sentido de las palabras acudiendo a su expresión escrita en el idioma original para desembocar en la época actual, “edad de la metafísica cumplida” (p. 109. Las aventuras de la diferencia) en la cual, según su lectura crítica de Heidegger, ya que el ente está organizado técnicamente bajo el principio de la razón, al pensamiento no le queda hacer nada distinto que “dedicarse enteramente a la tarea del dominio técnico del mundo” puesto que el ser es re-presentado y esa re-presentación depende totalmente del sujeto re-presentante (p. 110. Las aventuras…). Una especie de olvido del ser, una “metafísica desplegada como técnica” (p, 117. Las aventuras…). Al desaparecer el ser queda el ente, la cosa, la presencia, el objeto, que es el fundamento de la ciencia positiva necesitada de “contar con” para estar segura de algo. (pág. 116. Las aventuras…).
El ser se ha pensado pues como “absoluta estabilidad de la presencia, como eternidad, como independiente del tiempo” (p.116. Las aventuras…); el ser ahí para la muerte es memoria, es rememoración, es pensamiento hermenéutico. (pág. 123. Las aventuras…). Aquí se puede entender el interés por el ser, puesto que abordarlo es un asunto eminentemente hermenéutico debido a su inagotabilidad que precisa siempre de interpretación sometiendo las palabras a un análisis infinito. (p. 124. Las aventuras…)
Este escrito no es sino un abrebocas para continuar ahondando en el tema y poner en valor la hermenéutica, nacida oficialmente en el seno de la reforma protestante, como hermenéutica teológico-filológica (pag 96. Gadamer. Hermenéutica clásica y hermenéutica filosófica), con el interés de extraer mediante la exégesis el significado de los textos bíblicos, que exponen la palabra de Dios, en lo que Él quiere decir, al estilo de Hermes, Mercurio o en Arcángel San Gabriel, solo que ahora los hermeneutas son personas de carne y hueso. La filología por su parte se dedica a verificar que un texto es original, en este caso, el texto bíblico. Como se puede entender, tanto en lo católico como en lo protestante, esta hermenéutica tiene un carácter dogmático, exactamente lo opuesto a la hermenéutica filosófica, sociológica, o jurídica.
En conclusión, la hermenéutica y el lenguaje y los estudios del ser, sus ejes fundamentales, están en la base de la investigación cualitativa, la más acertada para abordar temas educativos, por cuanto estos no son otra cosa que estructuras eminentemente significativas antes que objetivas.
Los hechos, conductas, acciones, instrumentos educativos, nacen en la órbita de las relaciones educativas entre docentes y estudiantes, en el aula de clase, en las necesidades, intereses, valores, conocimientos de unos y otros y se establecen como relaciones aparentemente utilizables como objetos de estudio en busca de causas, y, como se cree obedecen a leyes dictadas por no sé quién, investigadores poco reflexivos, las abordan equivocadamente desde el paradigma explicativo causal, cuando el abordaje debería hacerse desde el paradigma comprensivo, interpretativo.
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